En las economías de mercado, la actividad empresarial es un juego competitivo. Que este juego se desarrolle libre y lealmente resulta esencial para que el sistema de mercado contribuya al bienestar de los consumidores y la eficiencia general de la economía.

La competencia libre y leal contribuye a reducir los precios y amplía las posibilidades de elección de los consumidores.

Sin embargo, en ocasiones, algunos agentes económicos pueden estar tentados a evitar la competencia, por ejemplo, concertando los precios. También, en algunos casos, las empresas pueden abusar de su posición de dominio en el mercado para, por ejemplo, expulsar a competidores o dificultar la entrada de otros nuevos. En tales casos, se perjudican los intereses de los consumidores y a la eficacia general de la economía.

La defensa de la competencia

Las conductas de las empresas que vulneran la competencia libre y leal deben ser eliminadas, dados sus efectos negativos sobre el bienestar de los consumidores y sobre la eficiencia económica. A tal fin, las autoridades europeas se han comprometido en la defensa de la competencia, creando organismos responsables del logro de este objetivo.

Los organismos responsables de la defensa de la competencia tienen como fin primordial amparar y promover la competencia entre las empresas en su ámbito territorial. Para ello pueden exigir información a los operadores económicos y, en su caso, proceder a inspecciones en sus instalaciones. Si prueban la existencia de prácticas ilegales, pueden adoptar medidas para evitar su realización; además, pueden imponer multas a las empresas que participan en acuerdos ilícitos, que abusan de su posición de dominio o que incurren en conductas de competencia desleal que impliquen un grave perjuicio para la sociedad.